Sobre Mí

BIO

Plastilina, recortes de revistas y ceras manley con las que componer un collage, construir los elementos que decoran el remolque del tractor de mi abuelo a modo de carroza cada verano, montar una obra de teatro, a veces con la pandilla, a veces con mi tío, crear los vestuarios, escenografías, montar las sillas para el público en la iglesia, en la plaza o en el antiguo horno, actuar y después pasar la gorra. Las clases de dibujo en el centro cultural del barrio, planos de casas hechos a imagen y semejanza de los que veía en las revistas de decoración que tenía mi madre…

El bachillerato de artes, el mágico mundo del laboratorio de revelado siempre rojo, modelar en barro, dibujar la Venus de Milo una, dos, tres veces, pintar con acuarela, descubrir el grabado, con linóleo, con punta seca, experimentos con acetatos y celo…

Empieza el siglo XXI, comienzo mis estudios de escenografía en la R.E.S.A.D, me adentro en el territorio del teatro, apasionante e inconmensurable… Imaginar vidas, escenas, mundos, mundos que fueron, mundos fantásticos, lo mismo sumergirse en la Segunda Guerra Mundial Camino de Wolokollamsk que en el onírico y seductor Sueño de una Noche de Verano. Escenografía, vestuario, caracterización, conocer los elementos plásticos necesarios para la alquimia escénica.

Terminar los estudios, devenir madre, mudarme a Cuenca… Durante unos años estuve muy centrada en la crianza y en el activismo, sin ser muy consciente de ello, luché contra una de las formas de violencia machista, la violencia obstétrica. Mi energía creativa y mi obra, de dibujo e ilustración principalmente, girarían entonces en torno a estos temas.

Volver a Madrid,  a un pequeño pueblo a 70 km de la ciudad, la tierra de las oportunidades mermada por la crisis económica de 2008… Tras mucho escudriñar se abren para mi nuevos caminos profesionales, la mediación y gestión cultural y la educación no reglada.

Al lado de un gran equipo de mujeres trabajo para la Mancomunidad de Servicios Culturales de la Sierra Norte, desarrollo labores como gestora y dinamizadora cultural y aprendo no sólo una profesión, también sobre la dimensión de la cultura para incidir directa o transversalmente en el desarrollo de los territorios. Mientras, diferentes y variopintas experiencias como educadora, en centros de mayores, ayuntamientos, asociaciones, confirman una vieja intuición, el enorme potencial del arte como revulsivo personal.

Estos hallazgos  me estimulan y marcan mi trayectoria personal-profesional en adelante.  Complemento mi formación  para ampliar conocimientos y herramientas en estos ámbitos y trato de conjugar en mi quehacer las tres facetas, creación, mediación y gestión cultural y acompañamiento de procesos creativos, al servicio del desarrollo de personas, comunidades y territorios.

Plastilina, recortes de revistas y ceras manley con las que componer un collage, construir los elementos que decoran el remolque del tractor de mi abuelo a modo de carroza cada verano, montar una obra de teatro, a veces con la pandilla, a veces con mi tío, crear los vestuarios, escenografías, montar las sillas para el público en la iglesia, en la plaza o en el antiguo horno, actuar y después pasar la gorra. Las clases de dibujo en el centro cultural del barrio, planos de casas hechos a imagen y semejanza de los que veía en las revistas de decoración que tenía mi madre…

El bachillerato de artes, el mágico mundo del laboratorio de revelado siempre rojo, modelar en barro, dibujar la Venus de Milo una, dos, tres veces, pintar con acuarela, descubrir el grabado, con linóleo, con punta seca, experimentos con acetatos y celo…

Empieza el siglo XXI, comienzo mis estudios de escenografía en la R.E.S.A.D, me adentro en el territorio del teatro, apasionante e inconmensurable… Imaginar vidas, escenas, mundos, mundos que fueron, mundos fantásticos, lo mismo sumergirse en la Segunda Guerra Mundial Camino de Wolokollamsk que en el onírico y seductor Sueño de una Noche de Verano. Escenografía, vestuario, caracterización, conocer los elementos plásticos necesarios para la alquimia escénica.

Terminar los estudios, devenir madre, mudarme a Cuenca… Durante unos años estuve muy centrada en la crianza y en el activismo, sin ser muy consciente de ello, luché contra una de las formas de violencia machista, la violencia obstétrica. Mi energía creativa y mi obra, de dibujo e ilustración principalmente, girarían entonces en torno a estos temas.

Volver a Madrid,  a un pequeño pueblo a 70 km de la ciudad, la tierra de las oportunidades mermada por la crisis económica de 2008… Tras mucho escudriñar se abren para mi nuevos caminos profesionales, la mediación y gestión cultural y la educación no reglada.

Al lado de un gran equipo de mujeres trabajo para la Mancomunidad de Servicios Culturales de la Sierra Norte, desarrollo labores como gestora y dinamizadora cultural y aprendo no sólo una profesión, también sobre la dimensión de la cultura para incidir directa o transversalmente en el desarrollo de los territorios. Mientras, diferentes y variopintas experiencias como educadora, en centros de mayores, ayuntamientos, asociaciones, confirman una vieja intuición, el enorme potencial del arte como revulsivo personal.

Estos hallazgos  me estimulan y marcan mi trayectoria personal-profesional en adelante.  Complemento mi formación  para ampliar conocimientos y herramientas en estos ámbitos y trato de conjugar en mi quehacer las tres facetas, creación, mediación y gestión cultural y acompañamiento de procesos creativos, al servicio del desarrollo de personas, comunidades y territorios.

IMPULSOS

Si mi recorrido tiene una coherencia, se debe, no a una dedicación en exclusiva a una actividad, no a una estética concreta y uniforme, sino a un hacer atravesado siempre por unas mismas motivaciones:

La vida en el centro. Entender a las personas como seres dependientes, necesitadas del apoyo y cuidado de otras personas en innumerables momentos de nuestras vidas y necesitadas también del sinfín de recursos de La Tierra.

A la hora de trabajar me gusta tener en cuenta y cuidar mis necesidades y las de las personas que me rodean, en lo profesional y más allá. Trato también de realizar un despliegue sostenible de recursos, consciente de las limitaciones del Planeta.

La diversidad es una fuente de riqueza y la inclusión es imprescindible para un desarrollo social saludable.

Abordo los procesos de diseño de acciones y proyectos desde la perspectiva del Diseño Universal, accesibilidad para el más amplio número de personas.

Calma o dejar la urgencia y las prisas para dar paso a un ritmo sosegado, deleitarnos en cada momento y hacer de manera meticulosa, dedicada y consciente.

Calma, entrega y deleite es un horizonte en mis prácticas, a veces más cercano, a veces más lejano, pero siempre presente.

Lo rural es mi medio.

Crecí con un pie en una pequeña aldea y otro en la ciudad. Mi cuerpo siempre tiró al monte,  hoy vivo en un pueblo y mi ámbito de acción esta principalmente en lo rural. Me estimula trabajar en este entorno y me permite estar conectada con la naturaleza, sus recursos y sus ritmos.

La memoria, capital social.

Confluyen en mi idea de memoria, la memoria histórica, que considero ineludible, casi un deber y la memoria en cuanto a conservación y recuperación de tradiciones propias de las culturas, que nos ofrecen una fuerte raigambre.

La maternidad y lo doméstico como territorios de lucha para la justicia social.

De la mano de la maternidad vino también para mí una inmersión en lo doméstico. Atravesaron entonces mi cuerpo una serie de injusticias que recorren ambos territorios, algunas se extienden más allá de ellos, otras son genuinas, en todo caso sirvieron como llamamiento para la lucha.

Puedes descargar mi currículum Aquí